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Nasser Rabah, poeta de Gaza: “Nuestras emociones están como muertas. Vamos a los funerales mecánicamente, como si fuéramos al mercado”

Nasser Rabah, poeta de Gaza: “Nuestras emociones están como muertas. Vamos a los funerales mecánicamente, como si fuéramos al mercado”

La voz y las palabras de Nasser Rabah llegan desde su casa parcialmente destruida por los bombardeos israelíes en el campo de refugiados de Al Maghazi, en el centro de la franja de Gaza, donde nació en 1963 y donde permanece hasta hoy, rodeado de ruinas y del sonido, demasiado cercano, de los disparos y bombardeos. La entrevista con este periódico se extiende durante semanas, porque las preguntas se quedan sin respuesta a veces durante días, hasta que, de repente, el poeta reaparece y la conversación se retoma.

“Mis nuevas preocupaciones cotidianas representan una carga inesperada: proteger a mis hijos en la medida de lo posible de la metralla y las balas perdidas, buscar comida, mantener un mínimo de higiene, conseguir leña...”, enumera, casi disculpándose.

Nasser Rabah es uno de los principales poetas palestinos actuales y ha publicado varios libros de poemas en árabe, español, inglés y francés, entre otros. Su voz ha cobrado fuerza desde que estalló esta guerra, en octubre de 2023, y en España acaba de editarse Gaza: el poema hizo su parte (Ediciones del oriente y del mediterráneo), escrito en buena parte en los últimos meses.

“Rabah posee una voz singular, espiritual, profunda y universal, que se alza por encima de las vicisitudes de su pueblo”, explica a este diario Inmaculada Jiménez Morell, directora de publicaciones en Ediciones de Oriente y del Mediterráneo.

En sus versos hay casas en ruinas, pájaros que huyen, muertos, mutilados, polvo, vacío, tristeza y miedo. También un atisbo de esperanza. Su obra se ha liberado de artificios para convertirse en una tabla diaria de salvación. La belleza de su poesía, de la que Rabah reconoce no ser del todo consciente, radica en esa simpleza arrasadora e innovadora, capaz de describir, en un fogonazo, la supervivencia y el sufrimiento de los gazatíes.

“En tiempos de guerra, veo la poesía casi como un deber patriótico, una misión nacional para documentar el desastre”, asegura.

Pregunta. ¿Cómo se escribe poesía en medio de la guerra, de la huida y del hambre?

Respuesta. Mi ritmo de escritura se ha acelerado, ya que la adrenalina fluye todo el tiempo y las escenas de tristeza, dolor y horror se derraman ante mis ojos y ante mi corazón. Mis dedos tienen prisa por expresarse y gritar, a pesar de mis nuevas preocupaciones cotidianas, que representan una carga inesperada, como proteger a mis hijos en la medida de lo posible de la metralla y las balas perdidas, buscar comida, mantener un mínimo de higiene o conseguir leña...

P. Es sin duda otro tipo de poesía

R. Sí. En la guerra, no nos preocupamos tanto por la calidad, la estructura del poema, la musicalidad del lenguaje o las metáforas. Escribimos lo que sucede, lo que vemos, de forma simple. Los textos se vuelven más realistas. Pero, sorprendentemente, vistos desde fuera, estos versos pueden parecer estéticamente buenos y alcanzan incluso un nivel de fantasía cinematográfica, porque la realidad en Gaza realmente parece una ficción. Escribimos, por ejemplo, frases como esta: “Entrenamos nuestros ojos para contar mal los miembros que nos faltan”. Una afirmación periodística y hasta poética.

Nasser Rabah calentando la comida de forma rudimentaria en su casa de Al Maghazi, en el centro de Gaza.
Nasser Rabah calentando la comida de forma rudimentaria en su casa de Al Maghazi, en el centro de Gaza.Imagen cedida por Nasser Rabah

P. ¿Qué ha querido expresar con esa frase?

R. Me refiero a las personas, especialmente los niños, a las que se les han amputado miembros, a veces incluso sin anestesia. Cada día vemos a gente a la que le falta un brazo o una pierna y ya nos parece algo normal. Yo a veces pienso que intentamos superar la tristeza y el dolor viéndolos enteros, con sus dos brazos y sus dos piernas, por eso es como si entrenáramos nuestros ojos para no contar los miembros que les faltan.

P. Hace unos meses usted también escribió este verso: “En la guerra el corazón se asfixia, arden sus palabras, los pájaros se funden en él como un rojo rocío, revolotea sobre un gran mástil al que llaman patria”.

R. Sí, en tiempos de guerra, veo la poesía casi como un deber patriótico, una misión nacional para documentar el desastre histórico y expresar las preocupaciones de la gente sometida a bombardeos y desplazamientos. Mi misión sigue siendo encontrar poesía entre los escombros de Gaza.

Mi misión sigue siendo encontrar poesía entre los escombros de Gaza

P. ¿Cuándo y cómo escribe?

R. Después de que termino los quehaceres indispensables para que mi familia y yo podamos sobrevivir, me siento exhausto y deprimido. Además, casi todos los días hay noticias de amigos o vecinos que resultan heridos o mueren. Pero escribo en la pantalla de mi teléfono móvil tantos poemas y textos como puedo. Escribo con el alma cansada, pero escribo porque siento que me libera de alguna manera de la opresión y es mi forma de aguantar hasta que termine la guerra.

P. Usted y su familia siguen viviendo en su casa.

R. Nos fuimos 40 días, en enero de 2024, y nos refugiamos en otra vivienda y luego en una tienda de campaña, pero regresamos. Parte de nuestra casa estaba destrozada, pero limpiamos los escombros, reparamos alguna pared y aquí seguimos, sobreviviendo. Pero son días duros, los bombardeos no cesan, y nosotros estamos muy cerca de la frontera con Israel, como a un kilómetro, y el peligro está omnipresente. A eso se añade la falta de comida y de dinero.

P. Su biblioteca personal fue destruida por los tanques israelíes.

R. Sí, mi casa y otras casas vecinas fueron blanco de los tanques del ejército israelí durante la invasión del campo de Al Maghazi. Y yo tengo el sentimiento no confirmado de que la biblioteca fue bombardeada deliberadamente... Las otras dos habitaciones de la casa que fueron destruidas tenían una orientación directa hacia los tanques, pero bombardear la biblioteca requería un ángulo de visión muy estrecho para que el proyectil la alcanzara.

P. En esta guerra han muerto escritores, profesores, artistas y han sido bombardeados centros culturales, educativos o históricos. ¿Qué lectura hace usted de estas pérdidas humanas y materiales?

R. Creo que el objetivo de Israel es eliminar cualquier posibilidad de que exista una entidad política palestina, es decir un Estado palestino, en el futuro, por lo que destruye viviendas, hospitales, escuelas, mezquitas, instituciones culturales y lugares arqueológicos, además de aniquilar al mayor número posible de civiles. Además, mata de hambre a la población para que la opción de marcharse de Gaza en cuanto sea posible cobre fuerza en la mente de la gente.

Mis poemas son tristes, hablan de la herida que nos causa esta guerra, pero también de la supervivencia, de la fuerza de la gente y de su humanidad, que resiste pese a que Israel la intenta pisotear

P. ¿Cuál es el último poema que ha escrito?

R. Se titula Cómo morimos, lo terminé hace dos días. Dice algo así: “Cuántos murieron, ya no importa, cuántos hemos muerto, no hay memoria para contar. La guerra es un cielo feo, música de fondo para un holocausto repetido. Cuántos murieron, ya no importa, las manos quemadas no saben contar”.

P. Son poemas de una inmensa tristeza

R. Son un reflejo de nuestra vida. A veces pienso que somos tan infelices en Gaza que nuestras emociones están como muertas. Vamos a los funerales mecánicamente, como si fuéramos al mercado, nuestros niños saben distinguir los sonidos de los disparos, de los misiles y la muerte es una sombra que nos acompaña siempre. Mis poemas son tristes, hablan de la herida que nos causa esta guerra, pero también de la supervivencia, de la fuerza de la gente y de su humanidad, que resiste pese a que Israel la intenta pisotear.

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